Bajo el lema “¿Argentina Estable? ¿Mundo Volátil? Nuevo Escenario de Desafíos y Oportunidades para el Directorio”, se llevó a cabo la XIV Convención Anual IGEP 2025 en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, organizada por el Instituto de Gobernanza Empresarial y Pública (IGEP). La apertura estuvo a cargo de Santiago Gallichio, presidente del Instituto, quien anunció que Argentina será país anfitrión en agosto de 2026 de la próxima reunión internacional de la Global Network of Director Institutes (GNDI), lo que consolidará al país en la agenda global de gobernanza empresarial.
En el panel dedicado al entorno macro y fiscal, especialistas evaluaron la coyuntura cambiaria y el escenario de reservas. Elisabet Bacigalupo, responsable del equipo macroeconómico de la consultora АВEСЕВ, destacó que el reciente anuncio de apoyo de Estados Unidos, con la recompra de bonos hard dollar, funcionó como una señal de alivio para los mercados, aunque aclaró que no resuelve el desafío central de la acumulación de divisas. Según explicó, tras las elecciones será necesario un “reset” de la política cambiaria hacia un régimen de mayor flotación y flexibilidad, que no implicaría necesariamente una devaluación abrupta si el programa monetario mantiene consistencia. También señaló que las empresas deberán profundizar los procesos de eficientización y reducción de costos para adaptarse a un entorno más competitivo y con márgenes de rentabilidad más acotados y subrayó que “hay margen y hay oportunidad para que Argentina pueda avanzar en términos de estabilización y cambio estructural”.
En la misma línea, Gustavo Pérego, director de Negocios Latam de la misma consultora, destacó que la economía argentina tiene tres motores con potencial transformador: Vaca Muerta Sur, que operativo en 2027 podría aportar hasta 700.000 barriles adicionales hacia el final de la década; la expansión de la minería de litio y el desarrollo de proyectos de cobre en la Cordillera, donde se concentra más del 60% de los recursos.
“Nosotros creemos que Argentina tiene oportunidad de convertir ese déficit de cuenta corriente que tiene hoy en un superávit de cuenta corriente a partir de una balanza comercial energética que puede alcanzar los 30.000 millones de dólares anuales hacia 2030”, concluyó Bacigalupo.
El debate avanzó luego hacia los mercados de capitales, con representantes del Banco CMF, Moody’s, ALZ Agro y el Instituto Brasileño de Gobernanza Corporativa (IBGC), quienes analizaron los desafíos y oportunidades que enfrentan las PYMEs para acceder a la oferta pública en un contexto de alta volatilidad. Si bien la falta de estabilidad se identifica como el principal obstáculo, los especialistas coincidieron en la importancia de aprovechar las “ventanas de oportunidad” que surgen incluso en períodos de incertidumbre política. En este marco, Estanislao Iturbe, gerente de mercado de capitales del banco CMF, destacó que “tenemos que aprovechar que gracias a esta administración que está desregularizando y simplificando los trámites, las PYMEs pueden animarse a ingresar al mercado de capitales”.
Por su parte, Rodrigo Armas Pfirter, CFO de ALZ Agro, señaló que lo importante es “animarse a dar el primer paso” y buscar asesoramiento, consolidando la idea de que el mercado de capitales puede convertirse en una herramienta accesible y estratégica para las pequeñas y medianas empresas. Daniela Valenzuela, gerente general de Moody’s, agregó que el miedo de las PYMEs está asociado al desconocimiento, y que el rol del mercado es brindar transparencia y claridad respecto al proceso, enfatizando que la información y la orientación son clave para superar las barreras iniciales.
Luego se exploraron los cambios estructurales que marcarán el futuro de la Argentina hacia 2026 con la participación de Máximo Bomchil, socio del estudio de abogados Bomchil, y Esteban Martino, director institucional y de Recursos Humanos de Albano Cozzuol S.A. Ambos coincidieron en que las reformas laborales y tributarias son esenciales para el desarrollo económico del país, pero advirtieron que, para ser sostenibles, deben alcanzarse mediante consenso y a través de la ley. Como subrayó Bomchil, “ninguna reforma que se haga por decreto de necesidad y urgencia va a ser sostenible en el tiempo”. En el ámbito laboral, señalaron que el problema principal no radica en la Ley de Contrato de Trabajo, sino en la forma en que se dirimen los conflictos, como juicios que pueden prolongarse hasta diez años y actualizaciones económicas desproporcionadas que generan costos excesivos que afectan especialmente a las PYMEs. En paralelo, enfatizaron que la reforma tributaria reviste una urgencia aún mayor, dado que los altos costos de contratación —estimados en un 40% entre aportes y contribuciones—, sumados a impuestos acumulativos como Ingresos Brutos, constituyen un freno para la creación de empleo privado. Frente a este escenario, Martino resaltó la importancia del diálogo y la coordinación entre los distintos actores, señalando que “las cámaras tienen que ponerse de acuerdo con los sindicatos, sino hay que acordar con todas las instituciones”. También afirmó que la convergencia y el entendimiento institucional son fundamentales para implementar reformas efectivas y duraderas.
Estos tres primeros paneles fueron moderados por la periodista Clara Mariño.
Geopolítica y redefinición de alianzas globales
El panel sobre geopolítica y acuerdos globales, moderado por el profesor Alejandro Corbacho, contextualizó el escenario actual como una “incertidumbre en serio” y un “cambio de época”, marcado por el surgimiento de un multipolarismo competitivo y la reaparición de la palabra “guerra” en sus dimensiones comercial y económica.
En este marco, Juan Battaleme, secretario de Asuntos Internacionales del Ministerio de Defensa, señaló que el ambiente internacional se caracteriza por el “choque de dos globalizaciones que son competitivas” —Estados Unidos y China—, generando un mundo “mucho más coercitivo” y con sanciones más activas, lo que exige a las empresas prudencia y planificación en sus redes de negocios. Pese a esta complejidad, Battaleme destacó la lejanía geopolítica de Argentina como una ventaja estratégica, ya que la crisis energética europea ha creado una “nueva oportunidad” para que el país se posicione como proveedor clave de seguridad alimentaria, seguridad en materias primas, principalmente minerales estratégicos, y seguridad energética. En línea con esta posibilidad, Rodrigo Bardoneschi, director nacional de negociaciones económicas internacionales de la Cancillería Argentina, subrayó la revitalización de la agenda externa del Mercosur, impulsada por la necesidad de que Argentina acceda a condiciones similares a las de sus competidores globales, que ya cuentan con acuerdos preferenciales. “Para competir en el ámbito internacional tenemos que tener al menos las mismas condiciones de acceso que nuestros competidores”, explicó.
Ernesto Mané, secretario de la embajada de Brasil, destacó que se trata del mayor acuerdo comercial jamás concluido por el Mercosur y concluyó que el acuerdo también contempla compromisos en áreas como propiedad intelectual, compras gubernamentales, normas regulatorias y desarrollo sostenible, incentivando prácticas comerciales más transparentes y responsables.
El encuentro dejó planteadas preguntas que atraviesan tanto a la política como al empresariado y que van desde cómo combinar la necesidad de estabilidad interna con un mundo en constante transformación hasta el papel que puede jugar la Argentina para no quedar rezagada frente a los cambios globales.