23/10/2018 | 09:15         
REGION-PROVINCIA
Panorama político: Cambiemos se desordena, pero el peronismo no se une
(Por Andrés Lavaselli, de la Agencia DIB).- Justo cuando la difusión del récord de inflación terminó de confirmar que se ingresó ya en lo más profundo de la crisis económica, el oficialismo dio esta semana muestras de cierto desorden evidente en su dispositivo político, que tiene a la provincia de Buenos Aires como uno de sus escenarios principales.
Panorama político: Cambiemos se desordena, pero el peronismo no se une

(Por Andrés Lavaselli, de la Agencia DIB).- Justo cuando la difusión del récord de inflación terminó de confirmar que se ingresó ya en lo más profundo de la crisis económica, el oficialismo dio esta semana muestras de cierto desorden evidente en su dispositivo político, que tiene a la provincia de Buenos Aires como uno de sus escenarios principales. Se trata de un resquebrajamiento que por ahora resulta atenuado por la persistente incapacidad que, en el mismo momento, volvió a exhibir el peronismo para avanzar en algún esquema de unificación, aunque la Iglesia parezca por momento tender puentes para que esa atomización sea superada.

Dos escenas ocurridas el viernes, en simultáneo, sirven para graficar el estado de debate interno que existe hoy en Cambiemos. Mientras en Vicente López, Jorge Macri y un grupo de otros tres alcaldes -Julio Garro, Ramiro Tagliaferro y Diego Valenzuela- relanzaron la idea de eliminar las PASO para quitarle una herramienta de unificación al peronismo, el radicalismo, reunido en un hotel del centro porteño, advirtió al presidente Mauricio Macri que podría utilizar esa herramienta electoral para competir con una fórmula propia, que exprese más cabalmente la mirada de la clase media, en una eventual interna oficialista el año próximo.

¿En qué quedamos, internas sí o no? Los radicales bonaerenses, que tienen acordada la candidatura a la reelección de Daniel Salvador y sobre esa base ordenado el escenario, saben que si se concretara el desafío a Macri ese esquema se desmoronaría. Por eso callan en público y gritan en privado que solo se trata de una movida de la primera plana partidaria nacional para que las comandancias del interior sean más tenidas en cuenta. Por su parte, el entorno de María Eugenia Vidal frunce el ceño ante la iniciativa del primo del presidente, a la que atribuyen escasas chances de prosperar.

Pero lo significativo es la dispersión de las respuestas políticas a la crisis que se manejan en Cambiemos. Toda una marca de la coyuntura. Porque, además, a esas dos discusiones hay que sumar los mensajes públicos entre Nación y Provincia en torno a los $19 mil millones suplementarios que pide Vidal para 2019. Aunque allí, al debate natural entre dos administraciones hay que añadir cierta exageración voluntaria de las desavenencias que es parte del juego para que el peronismo dé el ok al presupuesto nacional. Las muestras de alineamiento de Vidal con Macri (no con Marcos Peña) en Idea dan pistas sobre eso.

Respecto de ese punto, la gobernadora sabe que no habrá certezas públicas hasta que Macri tenga su presupuesto. Mientras, desde su entorno llegan señales sobre la discusión de la pauta de gastos bonaerense, aunque a cuentagotas. Uno de ellas endulzó los oídos de los alcaldes que se reunieron en Vicente López: les dijeron que la provincia absorberá los subsidios a los transportes locales, tal como había trascendido tiempo atrás. No es un dato menor: sin esa medida, los intendentes deberían dejar subir el precio de los boletos a niveles estratosféricos o asumir un impacto que podría ser desbastador para muchos tesoros municipales.

Foco bonaerense

El foco en ese tipo de cuestiones es funcional a la estrategia que definió Vidal para transitar este tiempo político: centrarse en la agenda bonaerense, lo más lejos posible de un eseanario nacional que por ahora solo es fuente de malas noticias. Sobre todo, porque en las últimas horas eso le permitió referirse a la lucha contra la corrupción, uno de los núcleos de su discurso político. Lo hizo a raíz del pedido de detención de Pablo Moyano y de la solicitud para elevar a juicio la investigación contra Daniel Scioli. Por diferentes motivos, en ambos casos la gobernadora atribuyó méritos al procurador Julio Conte Grand, quien libra una sorda batalla contra el presidente de Boca, Daniel Angelici. Esa es otra grieta interna en el oficialismo.

En relación con el primero de esos episodios se produjo otro dato significativo para Vidal: la reunión que aceptó mantener el obispo de Lomas de Zamora y titular de la Pastoral Social, Jorge Lugones, con Hugo Moyano un día después de que su hijo Pablo zafara de ser detenido gracias a una decisión del juez Luis Carzoglio que desató la ira de Conte Grand. Políticamente tan expresiva como esa fue la reunión que, minutos después, mantuvo Lugones con legisladores kirchneristas de la provincia, encabezados por Teresa García y Florencia Saintout, las dos jefas de bloque de Unidad Ciudadana.

Tres días más tarde, frente a la Basílica de Luján, se dieron cita la plana mayor del moyanismo y los gremios del Frente Sindical para la Movimiento Nacional (FreSiMoNa), junto a buena parte del peronismo que orbita en torno al kirchnerismo, para participar de la "Misa Ecuménica por Pan, Paz y Trabajo" que ofició el obispo Agustín Radrizzani. Se trató de un auditorio muy similar al que había concurrido, dos semanas antes, a una celebración que organizó el arzobispo de La Plata, Víctor Fernández -como Lugones, ubicado en su puesto por Francisco-, solo que esta vez hubo, además de presencia sindical, plana mayor partidaria.

Tras el encuentro de Lugones con los legisladores peronistas, la Conferencia Episcopal Argentina emitió un comunicado en el que señaló que allí "los Diputados y Senadores manifestaron su alegría por el rol del Papa Francisco en este tiempo". Visto a la luz de la sucesión de encuentros de la Iglesia con referentes opositores, el pasaje actualiza un interrogante central para Vidal: ¿hasta qué punto el juego político que expresa Lugones está respaldado por Roma?

(Des) uniones

El temor en Cambiemos es que la Iglesia, en su intento de poner el foco en la situación de los sectores más afectados por la crisis, termine catalizando acercamientos en el peronismo. Pero la dispersión de las celebraciones por el 17 de octubre ?tres importantes y una miríada de actos menores- parece haber dejado en claro que por ahora eso está lejos de ocurrir. La provincia es el centro de esa imposibilidad de acuerdo, porque Cristina Kirchner tiene aquí la base del respaldo que la mantiene como la opositora con mejor intención de voto, lo que a su vez hace que siga viva su postulación, mientras que el peronismo no K, al carecer de sustento real en este territorio, se diluye como alternativa nacional.

Sergio Massa, que resiste presiones para suplir ese déficit compitiendo a gobernador, podría mientras tanto experimentar una peligrosa sangría si Felipe Solá concreta la amenaza de alejarse. Esa fuga, si llegara a concretarse, supondría la salida de Facundo Moyano y, algunos advierten, también de Daniel Arroyo, el dirigente que el tigrense impulsaba como postulante en la provincia, como una forma de dar una señal que él nunca resignará su plan nacional. Arroyo, por lo pronto, afirma que no votará el presupuesto, la excusa que podría poner Solá para pegar el portazo.