Muy emotivo resultó el acto con que el Centro de Día “Sueños de vida”, de la Fundación de Asistencia Integral a la Comunidad (FUNDAICO) celebró su décimo aniversario.

La reunión tuvo lugar en la calle, frente a la sede del Centro de Día, en el barrio 20 de Octubre, el viernes pasado. Estuvieron presentes autoridades municipales, educativas, miembros de la comunidad vinculada al Centro de Día y representantes de instituciones, entre ellas el Taller Protegido del Grupo Esperanza.

El acto protocolar comenzó con la entrada de las banderas de ceremonia de la institución, y la entonación de las estrofas del Himno Nacional Argentino. Luego hubo entregas de reconocimientos a los concurrentes al Centro de Día, al personal que se desempeña en la entidad, directivos, profesionales, y autoridades presentes.

La madre de uno de los asistentes al Centro pronunció un emotivo discurso, y luego convocó a las demás familias para brindar un merecido homenaje al personal de la institución.

Un reconocimiento especial hubo para quienes dieron el puntapié inicial para la existencia de la FUNDAICO: Rosa Albamonte y Noemí Ruatgs, y también para el ex Intendente Norberto "Chano" Aloé, por el apoyo que siempre brindó a la institución desde la Municipalidad, pagando alquiler y servicios en un primer momento, y otorgando luego las dos unidades habitacionales del barrio 20 de Octubre (construido en el marco del Plan Federal de Viviendas I), donde hoy funciona el Centro de Día. En este último caso recibió la distinción la hija del ex mandatario, Virginia Aloe.

Fue Rosa Albamonte, la presidente de FUNDAICO, quien recordó los inicios de la institución, con los trámites que fue necesario hacer ante los organismos burocráticos del Estado a fin de obtener todo lo necesario para comenzar a funcionar.

Recordó Albamonte el sinfín de dificultades que debieron sortear, y también el apoyo recibido de parte de la Municipalidad. En ese sentido, trajo a colación palabras del entonces intendente Aloé: “Esto es una obligación del Estado; si ustedes quieren hacerlo, ¿cómo no las vamos a ayudar?”.

Los reconocimientos continuaron hasta el momento en que toda la comunidad del Centro de Día, concurentes, personal, profesionales y directivos, descubrieron el mural pintado en el interior de la sede, justamente para festejar el décimo aniversario. Al término de las actividades protocolares los presentes compartieron un refrigerio que terminaría convirtiéndose en un verdadero reencuentro, en el que los presentes recordaron numerosas anécdotas vividas durante la relativamente breve pero muy rica historia de la institución.